martes, 18 de octubre de 2011

A título personal

Del Bosque sin baño de oro

El seleccionador nacional pasó ayer por los micrófonos del programa "El Larguero" de la Cadena Ser. Una vez más dribló a la polémica de la insignia de oro que su club, el Real Madrid, le quiere hacer entrega junto a Rafael Nadal y Plácido Domingo.

A la misma hora, en el programa de Intereconomía se discutía, por un mensaje de un oyente, sobre el origen de los valores en un club de fútbol. Su conclusión es que existen en el interior de las personas, que los clubes no los proporcionan. Más allá de estar de acuerdo o no, Don Vicente del Bosque es como es por las personas que se ha encontrado en el camino. Y como dice José Antonio Luque, el Real Madrid es la vida de Del Bosque.

Cuando el seleccionador nacional duda sí ir a recoger o no la insignia de oro del club que lo amamantó en el mundo del fútbol y le crió en un código de valores está contradiciendo a su forma de ser. Anoche el mismo admitía que tiene sus principios y  rarezas y poco antes dejaba una frase para el recuerdo. " Si a ti te dicen que eres un inútil te sentirías dolido". Da pie a pensar que es un asunto personal entre quién le dejó marchar y el que se sintió despreciado.

Desde mi punto de vista, tomando esta postura Don Vicente del Bosque hace más caso a su orgullo que a la misericordia que le caracteriza. Una vez más debería quedar por encima del bien y del mal recogiendo los honores. La insignia de oro tiene como valor lo simbólico. Es el galardón del madridismo, así debería entenderlo. Recogerlo y compartirlo con la gente que lo quiere le haría ser el de siempre, un ilustre señor que por sus méritos y ética es querido en todo el país.

A todo esto, Florentino Pérez y su junta directiva no han acertado ni en tiempo ni en forma. Demasiado tarde y demasiado frío, en un hotel y no en el estadio, el reconocimiento a un madridista más glorioso y honorable que la cúpula actual del poder blanco.

Del Bosque debe ser el mismo que con tono afable y personalidad se sabía el nombre de los doscientos chavales que estaban a prueba en la vieja Ciudad Deportiva, el mismo que con su forma de actuar y pensar sirve como ejemplo aunque no lo conozcas en persona. Él siempre dice que no podía ser diferente porque así aprendió de otros que tenían el escudo del Real Madrid como código ético como por ejemplo Miguel Malbo o Mezquita. El club de su vida es mucho más que quién lo dirige ahora. ¿Por mucho dolor que sienta, más de tres décadas en el Real Madrid dan como resultado más sonrisas que lágrimas y una insignia de oro?


 

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